Luis
Arce
Catacora y
David
Choquehuanca
llegaron al poder porque la mayor organización política en la historia boliviana
(MAS-IPSP) y el pueblo boliviano depositaron su confianza en ellos. Ese apoyo lo
retribuyeron cometiendo un mayúsculo acto de traición. Han convertido la gestión
del estado en una gigantesca banda de crimen organizado, continuando la tarea de
saqueo y despojo del patrimonio estatal iniciado por la dictadura racista y
fascista de Añez.
-Niveles catastróficos de
corrupción impune en la administración pública, nepotismo y vínculos con el
narcotráfico.
-Abandono y desmantelamiento del aparato productivo estatal. Sabotaje y
destrucción de los planes y proyectos que fueron puestos en marcha durante la
última gestión gubernamental de Evo Morales, para hacer del litio un rubro de
primordial importancia para la economia boliviana.
-Saqueo de las arcas y recursos del Estado y endeudamiento galopante mediante
préstamos y más préstamos.
-Una
politica económica y un desgobierno que han desenbocado en una crisis que está
paralizando al pais y hambreando al pueblo.
-Han
continuado la subordinación a los dictados de EEUU, restaurada por Añez, pero
ahora se la maneja de forma burdamente camuflada. Aparentan lealtad al
progresismo y al ALBA-TCP (aunque cada vez con más y mayores grietas), además de
un tambien engañoso alineamiento con el BRICS. No cabe duda que la intención con
todo este teatro maligno, conectado a una costosa propaganda mediática, es
neutralizar la solidaridad del progresismo con la prestigiosa figura histórica
de Evo Morales, buscando aislarlo internacionalmente y confundir al mayor número
posible de sus seguidores.
-Usurpaciones. Mediante la imposición (incluso con el uso de brutal violencia
policial) y cooptación de dirigentes en organizaciones sociales han llegado a
construir una falsa representación paralela del MAS-IPSP con el objetivo de
bloquear la postulación de Morales a una nueva gestión presidencial. Ademas de
dañar el prestigio y la unidad de la organización política más grande y exitosa
de la historia boliviana, con una indudable intención de causar su proscripción
y posterior destrución total.
-Tambien corrompen y hacen uso descarnado del poder judicial, mediante
cooptación de y/o coerción a vocales en salas de tribunales supremos, con el
principal fin de tratar de impedir a Morales su derecho legítimo, incuestionable
y constitucional de volver a ser candidato.
-Prácticas mafiosas de coerción para obligar a empleados públicos a participar
en actos y manifestaciones políticas, actos de violencia y hasta asaltos
delictivos.
-Reclutamiento al estilo de las oligarquías regionales y comités cívicos, de
delincuentes comunes y grupos paramilitares racistas, para enfrentar y agredir
al pueblo humilde, compuesto por indígenas en una escala abrumadoramente
mayoritaria, entre otros cuando este ejercita su derecho constitucional y
legítimo a la protesta pacífica.
-Persecución política y judicial contra el líder histórico del MAS-IPSP, Evo
Morales, contra dirigentes, figuras
prominentes y gente humilde que lo apoya. Esta persecución
comenzó de forma sutil con la excepción de groseros ataques verbales contra este
y ha ido creciendo hasta convertirse en una brutal cacería que incluye el acoso
judicializado, intimidaciones, amenazas, golpizas, arrestos ilegales,
secuestros, violaciones, tortura,
asesinatos (entre los cuales se incluye casos en los que se esconde los
cadaveres de las victimas). A todo esto se añade un intento de asesinato contra
Morales, perpetrado por un nutrido grupo de policias, militares, sicarios y
presuntos agentes extranjeros.
Horacio Fariñas, noviembre 2024